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Columna de Petar Ostojic: Huella Ecológica y Economía Circular



“El mundo es un carro de heno, del que cada uno toma lo que puede” dice el antiguo proverbio flamenco que Hieronymus Bosch “El Bosco” se encargó de dejar magistralmente plasmado es este maravilloso tríptico del siglo XVI que hoy es exhibido en el Museo del Prado en Madrid.

Esta obra maestra nos muestra una característica humana que se ha mantenido prácticamente invariable durante los últimos 500 años: el deseo casi irremediable de extraer, consumir y acumular recursos; sin embargo, también nos presenta, en su descripción gráfica lineal, las consecuencias que esto puede traer, y cómo este comportamiento, muchas veces egoísta y desmesurado, nos puede llevar a transformar un paraíso en un infierno.

Lo interesante, si analizamos este cuadro desde una perspectiva histórica y demográfica, es que cuando El Bosco pintó el “Carro de Heno”, la población de nuestro planeta era de aproximadamente 500 millones de habitantes, es decir, prácticamente la misma población con la que actualmente cuenta América del Sur, o menos del 50% de lo que hoy es China o India.

“El mundo es un carro de heno, del que cada uno toma lo que puede” — Proverbio Flamenco

Hoy, con más de 7,7 billones de personas y en un mundo lineal, este “carro de heno” no solo se demuestra insuficiente para satisfacer las necesidades de todos los habitantes del planeta, sino que su explotación bajo las actuales condiciones resulta insostenible. De hecho,con el actual modelo económico lineal, estamos consumiendo más de lo que la Tierra es capaz de generar en un año, y actualmente necesitamos 1,7 planetas para satisfacer las demandas humanas… y de seguir en esta tendencia, se estima que al 2050 necesitaremos 2,7 planetas.

Si todos los habitantes de la Tierra adoptaran una vida con el estándar de EE.UU., se estima que necesitaríamos 5 planetas; si en cambio eligiéramos el estilo de vida de Australia, requeríamos 4,1 planetas; si siguiéramos los pasos de Corea del Sur, necesitaríamos 3,5, y si eligiéramos el modelo de Alemania, requeriríamos 3; sin embargo, no creamos que solo el estilo de vida de algunos países desarrollados presentan un sobregiro ecológico, de hecho si todo el planeta viviera como lo hacemos en Chile, necesitaríamos 2,6 planetas Tierra.

Después de 250 de un modelo económico lineal, basado en el “extraer-producir-desechar”, fuertemente centralizado en su cadena de suministro local y accionado por fuentes de energías fósiles no-renovables, llegó la hora de repensar nuestras estrategias de desarrollo hacia un modelo tecno-económico moderno, distribuido y circular, que permita generar un crecimiento económico sostenible, crear empleos de calidad y combatir el cambio climático, revirtiendo nuestra huella ecológica con el fin de permitir la regeneración y recuperación natural de los recursos de nuestro planeta.


Llegó la hora de la economía circular.


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